Explicando matemáticas a un grupo de
jovenzuelos,
una mosca impertinente penetró por la
ventana,
y mirando sus cabriolas en tan curvilíneo
vuelo,
me aconteció lo que a Newton al caerle la
manzana.
De un hecho tan cotidiano que resulta
natural,
se puede obtener en Ciencia un resultado
palmario,
y lo que a los demás mortales puede
parecer trivial,
para una mente curiosa es indicio
extraordinario.
Así la mosca al volar, de una forma tan
estable,
describiendo trayectorias de una hermosa
curvatura,
me planteó de inmediato si estas eran
derivables
y en mi ensimismamiento planteé esa
conjetura.
Cuando aquellas derivadas más absorbían
mi mente,
vi la mosca detenida, aplastada y hecha
un asco
por la manaza asesina de un estudiante
imprudente,
produciendo en mis neuronas un muy
lamentable atasco.
De pronto a la realidad volví y me olvidé
del insecto,
y a mis alumnos seguí tratando de explicar los
temas.
Y recomponiendo el porte con ademán
circunspecto,
seguí con la demostración de un famoso
teorema.
Mientras tanto los muchachos bostezaban sin
parar
y yo la tiza gastaba entre signos y
premisas
y lo único que deseaba era poder acabar,
tratando de disimular mis ineludibles
prisas.
Que Pitágoras me perdone si yo ofendí su memoria
pero por mucho que intento ser un
profesor modelo,
y aunque en el aula entro raudo, con
empeño y con euforia,
ni el alumnado me escucha, ni muestra el
más mínimo celo.
Me invade pues la tristeza, la desidia y
la derrota
porque en esta tesitura siempre me veo
impotente.
muchas veces me pregunto si estoy
haciendo el idiota
pues no logro lo que quiero por mucho que
yo lo intente.
Un día me voy a hartar del vacío de mi
vida
porque hablar a una pared es actividad
baldía
y aunque para consolarme puedo darme a la
bebida,
casi prefiero esperar a ganar la lotería.
Mas si he de ser consecuente con mi forma
de pensar,
si espero el gordo traiciono mis más
básicos principios,
pues siempre dije a mis alumnos mil
pestes sobre el azar
porque el juego es un engaño que acaba
derivando en vicio.
Por lo tanto se plantea un dilema
complicado:
O me dedico a jugar, desdeñando lo
probable,
o continuo mis clases como un profesor frustrado.